Una cámara de televisión suele ser una tentación irrefrenable, por cierto no es una experiencia fácil de sortear, dependiendo del grado de elocuencia de cada quien, se pueden cometer más o menos errores, o decir más o menos imbecilidades.
Por ejemplo, para un político, esto conlleva un riesgo cierto, y para, digamos, Rita Jacobo, se convierte en un escollo insalvable, digo, lo de las imbecilidades.
Cualquiera que lea los diarios o mire TV mas una o dos veces a la semana , sabe que se dedica la misma cantidad de espacio a las entrevistas y luego a los entrevistados, que tratan de aclarar que no dijeron lo que dijeron, que fueron malinterpretados, que se sacaron sus palabras de contexto y la ultima y mas convincente teoría donde el reporteado es victima de una siniestra conspiración pergeñada desde afuera que quiere acabar con el, y por ende con su entorno, en este caso el pueblo de La Paz, argumento este muy argentino y muy usado a lo largo de su historia (Todos sabemos que la culpa de todos los males en la Argentina, siempre la tiene algún otro, habitualmente: los yankis, aunque pareciera que no en este caso en particular).
En la entrevista, la Sra. Jacobo empieza haciendo referencia a la preocupación que le fuera transmitida a la organización que ella coordina por un grupo de ciudadanos, acerca del «rumor» del traslado masivo de habitantes de villas miserias de la ciudad de Buenos Aires a La Paz, de allí su preocupación, su requerimiento de garantías por escrito por parte de las autoridades locales y provinciales de que esto no seria permitido en aras de la tranquilidad de la población (Hasta aquí, hay que decir que el título y el contenido de la nota del Diario Clarín es correcto).
Luego nos habla de los miedos de la población, y entre estos enumera, el miedo al ataque, el miedo a la perdida y el miedo a la ¿muerte simbólica? Creo que corresponde que la muy freudiana Sra. Jacobo explique un poco mas, por lo menos, lo de la muerte simbólica.
La entrevista se extiende y también la paranoia, con historias de terror acerca de lo que paso en otros pueblos (Concordia) y la imposibilidad de una vuelta atrás, dado que materializada la invasión todo está perdido, por si no alcanzara, Rita nos aclara: » nosotros» no queremos eso para La Paz.
Luego, no hay que olvidarse que Rita dice ser coordinadora de una red socio- educativa, nos habla de las estructuras sociales villeras donde supuestamente reina la anarquía y el delito, y por supuesto donde los integrantes de la villa que se mudan se los llevan consigo.
Realmente, no quiero seguir… luego esta persona mandó una carta al diario local don de se muestra «indignada» por todo lo que dije al principio acerca de la conspiración y el ataque despiadado del periodista y del diario Clarín a ella y a los vecinos que representa.
Llegado a este punto quiero sentar mi posición, clara y fuerte: Sra. Rita Jacobo y vecinos que dice representar, son ustedes una manga de hipócritas, incapaces de sostener su palabra, porque no dicen que no quieren a un montón de negros villeros en el pueblo, que no quieren que los niños villeritos sean compañeros de escuela de sus hijos, porque no dicen las cosas claramente. Este sector de la sociedad paceña se han mostrado racista, clasista y paranoico. Claro que es difícil mirarse en el espejo de las miserias propias, cuando se va a misa todos los domingos y se dice practicar la caridad cristiana.
Conozco la villa, he estado con sus habitantes, he trabajado con ellos, he visto su sufrimiento, sus deseos de salir de ahí, he visto las madres queriendo otra vida para sus hijos.
Sra. Rita Jacobo, ha quedado usted en el poco grato papel de representar a un montón de insensibles, que ni siquiera entienden que uno de los principales problemas que acarrean las crisis que nos agobian son las migraciones, internas y externas, la gente quiere moverse, está buscando nuevas oportunidades para sus vidas. ¡Cuidado! hay desconocidos golpeando a las puertas del pueblo.
Mauro Kennedy – Arquitecto
(La Nota digital)













