Médico, especializado en pediatría, precursor del estudio de la alegría en la sangre, Julio Monsalvo, el estudioso de la alegremia, estuvo en Paraná en el encuentro de salud popular Laicrimpo, que por primera vez se desarrolla en nuestra provincia.

JULIO monsalvo médico

Con los talleres sobre el cuidado de la salud y el aprendizaje de manera horizontal por corazón del encuentro, alrededor de 450 personas de todo el país, y de países vecinos, se dan cita hasta el domingo en la escuela Almafuerte, donde también habrá una feria de prácticas saludables.

En diálogo con agencia AIM, Monsalvo repasó la historia de Laicrimpo que “se originó en 1990, con una fuerte impronta movimientista. Tal es así que hasta la fecha no se constituyó ninguna organización formal, se trabaja sin fuente de financiación alguna, fundación, ni Organización No Gubernamental que lo sustente”, valoró.

“Durante un evento de la iglesia católica en Buenos Aires, en 1990, un grupo de 26 hermanas religiosas tomaron conciencia que eran del nordeste argentino y que venían trabajando en relación a la salud, muchas de ellas eran pediatras o enfermeras incluso, entonces decidieron formar lo que se llamó Crimpo salud (comunidades religiosas insertas en el mundo popular)”.
“Un año más tarde, en 1991 se reunieron en Avellaneda, localidad del norte santafesino, y las vecinas del lugar llevaban sus plantas, y sus conocimientos al encuentro; al cuarto o quinto año se plantearon que no se trataba sólo de hermanas ni de religiosos, así que fue en 1996, durante el encuentro en Montecarlo que ante la afluencia de muchas personas propusieron cambiarle el nombre y llamarse Laicrimpo”, explicó a AIM Monsalvo.

¿En qué consiste Laicrimpo?

“La gente se reúne, comparte sus experiencias en salud integral, el grupo organizador realiza una bienvenida y luego se trabaja en los talleres sobre la salud integral de las personas, lo que involucra también la salud del suelo, de las plantas y los animales, es decir, del ecosistema”, detalló, y añadió: “para eso hay talleres desde energía solar hasta plantas medicinales, todo lo que hace al cuidado de la vida. Por último realizamos una reflexión, se decide donde se va a hacer el próximo Laicrimpo y se constituye el grupo organizador”.

Movimiento mundial de la salud de los pueblos

“Al Laicrimpo asisten también compañeros vinculados al Movimiento Mundial de Salud de los Pueblos, que se originó en Blangadesh en diciembre del año 2000, cuando representantes de más de 90 países se reunieron como un acto de alto contenido político”, cuenta a AIM Monsalvo, quien estuvo presente en esa oportunidad representando a Argentina, y continuó: “se eligió hacerlo en Blangadesh porque en 1978 los gobiernos de 134 países fueron convocados ahi por la UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) a una conferencia, en la que se firmó un documento en el que se comprometían a realizar políticas par que a fin de siglo todo el mundo tuviera acceso a la justicia social”.

“Luego, el mundo siguió su rumbo para otro lado, pero mucha gente trató de implementar ese documento, entonces en el 2000 se volvió a hacer una convocatoria pero esta vez desde los pueblos, a los que nadie oyen, y finalizó con una declaración que es la carta fundacional del Movimiento Mundial de la Salud de los Pueblos”, relató y sumó: “en este momento hay personas y organizaciones que adhieren a esa carta, que dice explícitamente la visión del mundo que queremos con paz, desarrollo sustentable y equidad; y realizan cotidianamente tareas educativas en sus comunidades en función de esa carta”.

Alegremia

“La idea de alegremia, la alegría que circula por la sangre, tiene su origen 15 años atrás, en 1996 cuando nuevamente un grupo de mujeres del norte se pusieron a charlar sobre las verdaderas necesidades básicas, y llegaron a la conclusión que todas empezaban con la letra A: aire, agua, alimentos, abrigo, alberge, amor, arte, y alegría”, contó a AIM Monsalvo, y añadió: “reflexionaron entonces esas señoras campesinas que si teníamos aire limpio, alimento saludables, el amor en nuestras relaciones tendríamos una salud no como un estado, sino como una salud cada vez más saludable, con alegría en los ojos, en el rostro, en la manera de andar y de dirigirnos. De ahí surgió el nombre alegremia”.
“En muchos países se formó luego como una propuesta educativa en escuelas y universidades, en la que los grupos reflexionan sobre su ecosistema y cómo están esos componentes de la concepción integral de la salud en el ser humano, entonces se va construyendo de forma colectiva la propuesta pedagógica que consiste en que si viviéramos con salud nuestras relaciones podríamos tener otra civilización, y aportaríamos a la salud del planeta”.

Una nueva ética

“Nosotros vivimos gracias a que hay otras especies vivas, por eso es alarmante lo que sucede con la pérdida de la biodiversidad, la deforestación y el cambio climático”, explicó a AIM el médico, y agregó: “en nuestra enseñanza buscamos recuperar que nosotros, los seres humanos, somos naturaleza, porque actuamos como si fuéramos aparte de esa naturaleza, pero somos vida dentro de la vida, cuando aprendemos eso aparece otra ética, otra conducta, eso estamos andando”.
“Tenemos que hacer un cambio en la conciencia universal para tener otro concepto de lo que significa vivir bien”, el año pasado el presidente del estado plurinacional de Bolivia, Evo Morales, hizo una convocatoria en la conferencia de los pueblos por el cambio climático y propuso un cambio civilizatorio, llamando al vivir bien, esto es: cambiar nuestras pautas de consumo y producción, volvernos a sentir parte de la naturaleza, y dejar de hablar de recursos naturales, o de un manejo inteligente, racional, de los recursos, porque así perdemos de vista que en realidad son la vida. ¿Quién nos dio a nosotros la potestad para manejarlos?”, se cuestionó Monsalvo.
“¿Por qué maltratamos la plantita para hacernos un té?, preguntaba Doña Santas, una anciana de Fortín Olmo, si dios la hizo igual que a mí”, recordó Monsalvo a AIM y concluyó: “tenemos que hacer un cambio interno. Para eso tengo mucha esperanza en que el instinto y las ganas de vivir predominen sobre la lógica de consumo”.

Julio por Monsalvo

“Nací en un pueblo de Córdoba, un lugar muy humilde, trabajé como operario en la Fábrica Militar de Aviones mientras estudiaba medicina, por lo que durante el último tiempo me destinaron al hospital interno a la fábrica, que albergaba 5.000 operarios, después hice la especialidad en pediatría en Cosquin, y más tarde me vine al norte a trabajar en salud pública, coordinando un programa que se llama Salud Comunitaria, en el Ministerio de la Comunidad, en Formosa, desde donde buscamos valorar los conocimientos locales de nuestras comunidades”.

(La Nota digital)

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