El escribano Mayor de Gobierno de la provincia, Francisco Gaslatdi, accedió a una entrevista para dar su versión sobre el juicio por estafa y falsificación de instrumento público que terminó con una condena en su contra, en contra de sus dos hijos y otras personas del sur entrerriano. “Es una operación política”, se defendió e ironizó: “Parece el relato de la novela Las mil y una noche de los turcos”.

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Dio una versión de los hechos llevados a juicio oral y cerró una historia en la que asentó su verdad. “De la Fiscalía creo que hay operaciones políticas. No soy un ingenuo, sé que las brujas no existen pero las hay. Cuando tenga la seguridad de todo, lo voy a explicar, estoy en el sentido de las investigaciones, de las relaciones que existen para llegar a este lugar”, avisó. El escribano gualeyo dijo que está en uso de licencia por enfermedad. Se quejó de estar pasando “este mal rato a los 72 años, después de haber estado en todos los lugares”. Además de aclarar que nunca fue “kirchnerista” porque es “un tipo de centro-derecha”, acusó: “Creo que muchos de los que están en funciones son mercenarios que vienen por el sueldo”.
De Análisis

El escribano Mayor de Gobierno de la provincia, resumió en “una operación política” el juicio que terminó con la segunda condena en su contra. En una entrevista que concedió al periodista Julián Cosso y que se emitió por Canal 2 de Gualeguay, el funcionario del gobierno entrerriano dio su versión de los hechos. “Cuando tenga la certeza voy a dar nombres”, avisó.

Dijo que está en “uso de licencia por enfermedad” y agregó que “estas preocupaciones obvio que me tienen mal”. “Yo soy un hombre de derecho y creo que la justicia en última instancia es la última salvaguarda que tienen los ciudadanos. Creo que a la Justicia hay que dejarla intervenir”, introdujo.

La historia

En el sur entrerriano y con un sonido ambiente lejano a los ruidos de la ciudad, Gastaldi se concentró en “el tema concreto”, en su “punto de vista” y su “verdad que puede ser interpretada de distintas maneras”.

Contó que en 2007, Alfredo Ascar acudió a él para pedirle asesoramiento para conformar un fideicomiso. “Con Alfredo éramos amigos pero no amigos íntimos. Cualquiera que lo conociera sabía que Alfredo siempre iba a estar buscando lo más barato. Entonces me consultó sobre la constitución de un Fideicomiso o una Sociedad Anónima. Las diferencias económicas entre ambas son muy importantes. En el Fideicomiso no tenés trámite ante Personería Jurídica y sólo pagás el 1,5 del valor que van a cobrar los fiduciarios. En cambio, en una Sociedad Anónima tenés que pagar un impuesto nacional, el 1,5 y el 2,3, más todos los trámites en Personería y demás. Eso se toma de acuerdo al valor de los bienes, y lo otro de acuerdo al valor que cobran los fiduciarios. Hay una gran diferencia en los porcentajes. Aparte la constitución de un Fideicomiso es nada más que hacer las escrituras en el Registro de la Propiedad, donde están los fiduciantes que constituyen, los fiduciarios que administrarán y los beneficiarios que son a quienes van a pasar los bienes cuando se termine el Fideicomiso”, precisó.

Se dice que Gastaldi se prestó para favorecer a Ascar, escondiendo parte de la herencia a la hija. Pero a eso, el escribano Mayor de Gobierno respondió: “De la hija no tenía la más remota idea. De todas las cosas que tenía -Ascar- nunca me había dicho nada. Y siempre lo consideré soltero, no sólo en eso sino en otras escrituras que había hecho con anterioridad”.

“Él -agregó-, me vino a consultar por los costos de una cosa u otra. Ya venía asesorado porque Alfredo se asesoraba con diez antes y diez después. En ese momento vino diciendo que había consultado a un contador y a un abogado que era Jorge -Rodríguez, otro de los condenados-. Yo le dije los costos. Cualquiera que lo conociera a Alfredo sabía que el costo más barato era lo que más le venía bien”, reiteró.

Acerca de por qué quería conformar ese fideicomiso, Gastaldi dijo que Ascar “tenía empleados y quería cambiar la actividad ganadera por la agrícola, porque tenía una hernia. Pero la verdad que eso no importa, porque cada uno hace de su vida lo que mejor le parece”, asentó.

“Después de esa consulta en 2007 se termina la historia”, añadió y continuó: “Luego cayó a la Escribanía con un borrador de Fideicomiso que había realizado Jorge -Rodríguez-, donde figuraba casualmente mi hijo, el Pachulo -Francisco Gregorio Gastaldi, ingeniero Agrónomo-. Lauri -Laura Gastaldi, hija y escribana- le dijo que ella no podía intervenir porque está prohibido por el Código Civil. Ascar le comentó que los Sperandío le habían prestado plata en la Escribanía Lacorazza. Le pidió a Lauri que colabore con la Escribanía Lacorazza para que le salga lo más barato posible. Ella va a esa Escribanía donde se hace la escritura. Esa es la realidad del asunto”, aseguró.

Gastaldi sostuvo que “todo marchó tranquilo hasta que él muere”.

Acotó también que los fiduciarios “nunca cobraron”. “El Fideicomiso es un contrato de confianza. Tenían una relación, el Pachulo sembraba y algunas cosas mejoraban. Era un campo ganadero y cambiarlo a la agricultura no era una cosa sencilla”, señaló.

Reiteró que todo fue “bien” hasta que Ascar murió. “Después la concubina Rosa Aibe empezó a vender. Pero el Fideicomiso es una figura donde los fiduciarios son administradores, hay que llevar los papelitos y si se hace un cheque tiene que estar la factura. Empezaron a vender, a hacer cosas que… Entonces vino mi hijo y me dijo: ‘mirá papá, pasa esto y lo otro’. Le dije que renuncie. Se juntó con Pancho -el hijo de Ascar- y con todos esos hechos más el contador, hicieron un acta de finalización. Decidieron sacarla a Rosa. Al que le correspondía cobrar por ley era a Pancho y a la señora, en representación de los hijos menores, por hacer la denuncia de que la administración venía mal. Así fue. Después de eso empezó todo el ‘cachiquengue’ y apareció una hija que no tenía la más remota idea, porque no estuve en esos asuntos. Pero eso no tiene nada que ver con lo que nosotros hicimos”, se despegó.

Ironizó que “el relato se parece más a la novela Las mil y una noches de los turcos, dentro de lo cual quedamos metidos. Aparte, yo puedo asesorar al que se me antoje en mi profesión y después, si querés lo hacés o no conmigo, o con el otro escribano. Alfredo tampoco era un tipo fijo. En ese momento venía con nosotros porque estábamos haciendo los loteos de las hermanas Anita y Olga. Y él era el apoderado para cobrar, firmar las escrituras y todo eso de los loteos. Venía por el campo y de paso te pedía un favor u otro”, aseveró.

Reiteró que luego de eso, “vinieron todos estos versos de la cremación”. “Te digo lo que es cierto -asentó-. Fui a verlo -a Ascar- porque me pidió Rosa, porque decía que lo habían matado cuando bañaron con agua fría en Puíggari. Yo lo fui a ver en terapia intensiva. Después vinieron los médicos y dieron sus explicaciones sobre lo cual no puedo opinar nada. Estuve con ella. Después entraron a meter todas esas cosas. Todas esas declaraciones de esta gente de Gualeguaychú, de Rosa Aibe y todos los hermanos son después de que Pancho les hace la denuncia. La síntesis es que han tomado todo el relato de Las mil y una noches y hay que aguantarlo”, recalcó.

“Operaciones políticas”

“De la Justicia no puedo opinar. No puedo dejar de creer en la Justicia de este país, pese a todas las cosas que pasan. De la Fiscalía creo que hay operaciones políticas. No soy un ingenuo, sé que las brujas no existen pero las hay. Cuando tenga la seguridad lo voy a explicar, estoy en el sentido de las investigaciones, de las relaciones que existen para llegar a este lugar”, deslizó.

Sostuvo que la condena en su contra le pareció “muy rara, porque para una estafa necesitás un perjuicio. Pero de todos los bienes que había se aumentaron en el Fideicomiso. Incluso se compraron bienes inmuebles. En cuanto a lo que Alfredo tenía, está todo y más. Si hubiera sido una estafa se hubiese vendido”, señaló.

Añadió que la hija no reconocida fue declarada como tal “recién en 2014”. “Fijate que ella inicia una demanda como una persona extraña a una relación. Pero de la defensa nuestra, evidentemente no se tuvo en cuenta”, consideró.

Señaló que el presidente del Colegio de Escribanos de la provincia declaró como testigo en el juicio. “Le preguntaron si los protocolos se prestaban, por lo de la escribana Lacorazza y él dice que no, que los protocolos no se prestan. Lo que podés prestar son hojas de actuación notarial para las copias y todo ese tipo de cosas. Esa fue la contestación que tampoco se tuvo en cuenta”, precisó.

Admitió que luego de estos acontecimientos se vio deteriorada la relación con esa Escribanía. “Lógico”, dijo y acotó: “Se pone en riesgo muchas cosas con todo esto. Y sobre todo la seguridad jurídica, porque los escribanos tenemos prohibido por ley declarar en contra de nuestro instrumento, no sólo del escribano sino de los testigos, los que firman y todo”.

“Mercenarios”

“Con mi hijo habló Ascar para que ejerciera como agrónomo, pero de papeles no entiende mucho un ingeniero agrónomo. Mi hija colaboró con la conformación del Fideicomiso. Y llegamos a esta cuestión que creo que es una operación política”.

Indicó además que no tiene “una moneda”. “He sido concejal, presidente del Concejo, intendente, escribano de las privatizaciones con Carlitos. Tengo 12 años de escribano y siempre tuve los mismo, lo que todo el mundo sabe, no he cambiado como otros funcionarios que entraron con una bicicleta y andan en un Audi”.

“Jamás fui kirchnerista. Soy un tipo de centro-derecha y jamás voy a ser de centro-izquierda. Por eso tuve los problemas con ‘los Monto’ cuando era concejal en el ’73, que proponían peronismo sin Perón y la patria socialista. No soy un tipo de esconder lo que pienso. He estado en el gobierno con los peronistas. Los kirchneristas son los que Perón echó de la Plaza en el año ‘74”, se diferenció. “Dentro de esto, creo que muchos de los que están en funciones son mercenarios que vienen por el sueldo. En realidad hoy dicen una cosa y mañana otra. Creo que dentro del poder hay mucho mercenario”. Sobre esto, dijo además que pasará “datos con nombre y apellido, una vez que tenga la mayor certeza”.

Condena

“Me someto a la Justicia como hombre de derecho. Creí que alcanzaría con los argumentos dados y si se tenían en cuenta las declaraciones. Presentamos muy pocos testigos, personas serias, no esto de Las mil y una noches. Los jueces tienen sus facultades de interpretación y a eso no lo puedo juzgar. Pero me quedan los recursos de apelación e iré hasta última instancia porque es una injusticia, más allá de los avatares de la justicia”.

“Pasar este mal rato a los 72 años, después de haber estado en todos los lugares… Por eso te digo que en cierto momento te vas a enterar de ciertas cosas que todavía no tengo la certeza”, insistió.

“Profesionalmente no me equivoqué -añadió-. A la figura del Fideicomiso la conocen muy pocos. Al Fideicomiso del Frigorífico de Larroque se lo hice yo cuando era la quiebra. Fijate que hoy es una pinturita y se salvaron. En nuestra profesión, todo el mundo estudia poco y piensa menos, entendieron que el Fideicomiso era nada más que financiero. Aparte, no es un invento, viene de los romanos. Cuando invadían los romanos, si uno no tenía plata le prestaba un amigo para que invirtiera a donde iba. Si le iba bien, después venía y le devolvía con ganancias. Eso es más viejo que la historia. Pasa que la ley 24.441 la hizo Menem para las cédulas hipotecarias. Ahí comienza el Fideicomiso legislado, antes sólo estaba en el Código Civil”.

Ascar vio funcionar el Fideicomiso cinco años. “De 2007 a 2011. Aprobó todos los balances como dice la ley. Nunca habló de una supuesta hija. Ni siquiera con Rosa Aibe, que no iba a la casa de las hermanas -de Ascar- porque no la dejaban entrar. Las hermanas eran las que lo bañaban, lo cuidaban. Nosotros las atendíamos en el loteo y por eso calza esto, porque estábamos en el otro tema. Las hermanas nunca dijeron nada. Después vino la novela de Las mil y una noches y estamos metidos en este vaivén”.

 

Fuente: Análisis

(La Nota digital)

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