Por José Cáceres * A Héctor Maya nadie le prohíbe que diga que es peronista: si hasta Macri y De Angeli, dicen que son peronistas. La Justicia le prohíbe a Maya engañar al electorado confundiendo que es el candidato del Partido Justicialista.
Nosotros impugnamos porque sabemos que fuera de Gualeguaychú, donde lo conocen y por eso siempre pierde, en otros lugares de la provincia no lo conocen, y su estrategia es deliberadamente confundir como si fuera el candidato del Justicialismo.
Y es cierto que cinco o seis elecciones atrás, Maya fue candidato del justicialismo. En buena medida, como él mismo reconoce, por el rol que tuvo su padre. Si bien ya está un poco grandecito para ir diciendo esas cosas, nos da también un poco de pena su reconocimiento de los pocos logros personales.
En cada elección de las últimas, Maya anduvo por todos los andariveles de las líneas políticas, sin la menor coherencia ideológica ni doctrinaria.
Es la clase de dirigentes que creen que ellos mismos son todo un partido político, los dueños de un movimiento, porque él se va, nuestras mejores tradiciones y los militantes populares, deberían irse con él de comparsa con el último millonario aburrido que ande gastándose la plata del padre, como Macri o De Narváez.
Y por eso impugnamos para que deje de confundir, y para que no sea caradura utilizando más de medio siglo de historia, de proscripciones, de humillaciones, de la sangre de nuestros compañeros desaparecidos y de todos aquellos que dedicaron su vida a nuestra causa peronista.
Cuando Barrandeguy, en oposición al menemismo, se fue del partido, yo estuve en desacuerdo porque creo que las disputas ideológicas hay que darlas dentro del partido. Lo he dicho muchas veces, esta es mi posición y la voy a seguir sosteniendo.
Pero rescato la coherencia ideológica y la honestidad intelectual de Barrandeguy, porque en esos momentos, y a partir del abrazo al Almirante Rojas era muy difícil la lucha ideológica dentro del justicialismo; que había hecho una alianza con muchos de los enemigos históricos del campo popular.
Hoy Barrandeguy es candidato del partido justicialista, y lo que se tenga que debatir se hará oportunamente, pero también es importante rescatar que Barrandeguy siguió actuando como peronista defendiendo a los trabajadores perseguidos y castigados por Montiel, ese mismo Montiel al que Maya, en su paso fugaz como segundo en la SIDE (tal vez el lugar que mejor le sentaba) durante los días que Rodríguez Saá fue presidente, lo recibió para ponerse a disposición, argumentando su sentimiento entrerriano, sin reconocer que a esta provincia la estaban destruyendo, que no se pagaban los salarios y se reprimía a los trabajadores que protestaban.
El Partido Justicialista, por su historia, por sus cuadros políticos, por su inserción social, por representar a los trabajadores y a los sectores productivos que apuestan a un mercado interno fuerte, es el único partido capaz de llevar adelante la provincia en un contexto de crisis internacional muy fuerte, para continuar como desde hace seis años con este proceso inédito en obras públicas, en infraestructura, para defender el empleo, aumentar salarios y seguir fomentando la salud y la educación para todos.
* Cáceres es presidente del PJ
(La Nota digital)













