Degradación y bronca juvenil. Los que quedan en la puerta de los boliches. Lo que parece ser habitual y cotidiano en las grandes ciudades como Buenos aires o Córdoba también tiene lugar Concordia. Los jóvenes que hacen cola para formar parte del escenario nocturno los fines de semana, son el blanco ideal de humillaciones y antojos incoherentes.
La «portación de rostro», no lucir de acuerdo a los últimos caprichos de la moda o poseer una tonada diferente son trabas e impedimentos implícitos. «La casa se reserva el derecho de admisión», «Es una fiesta privada», «¿Tienen invitaciones?», son algunas de las muletillas típicas empleadas en el momento por personal de seguridad.
“Es difícil denunciar por la vergüenza que implica contar un hecho de estas características. Nadie quiere decir que fue discriminado. Pero hay que hacerlo para ponerle fin a este tipo de hechos que humillan”, insisten algunos jóvenes que se atrevieron a denunciar este tipo de atropello contra los derechos humanos.
En horas de la madrugada de este domingo, dos jóvenes fueron víctimas del rechazo e ingreso al boliche bailable sito en calle Pellegrini y Catamarca, por el solo hecho de llevar puestas alpargatas. Esto motivó la actuación del personal de la Delegación de la Subsecretaría de Derechos Humanos del gobierno de Entre Ríos, quienes en el momento, solicitaron hablar con los dueños o propietarios del boliche, encontrándose con la negativa de brindar información por parte del encargado del personal de seguridad de apellido Ruiz.
Luego de no permitirles el ingreso, los jóvenes, acompañados por el delegado de la Subsecretaría de Derechos Humanos, prof. Rubén Bonelli, se dirigieron a la Jefatura Departamental de Policía a radicar la correspondiente denuncia por discriminación, que recaerá en la Fiscalía de Turno a cargo del Dr. Martínez Uncal.
(Diario del Sur digital)













