Daniel Rossi pretende volver a gobernar Santa Elena. El dirigente, condenado por enriquecimiento ilícito, afirmó que tiene avanzado un acuerdo con Sergio Urribarri y Cristina Fernández de Kirchner. Si embargo, en el oficialismo, se desalentó esa posibilidad.
Tras formalizar su lanzamiento como candidato a la intendencia de Santa Elena, Domingo Daniel Rossi dio a entender ayer que tiene virtualmente cerrado un acuerdo con el oficialismo, que comprendería a la propuesta del PJ para el departamento La Paz.
Según afirmó el propio Rossi, ese cierre electoral incluiría que su esposa, Patricia Díaz vaya por su reelección como diputada provincial y lo propio ocurra con el senador Aldo Ballestena. «Pero no me corresponde a mi anunciarlo», dijo en la tarde de ayer, cuando accedió a la requisitoria periodística del programa En el dos mil también, que se emite por FM Litoral.
«De acuerdo a lo que está pactado, estaríamos trabajando muy fuerte, pero no soy yo quien lo tenga que anunciar. Por respeto lo tiene que hacer el candidato a gobernador», dijo.
No obstante, cerca del gobernador Sergio Urribarri le quitaron peso a esa afirmación. Por lo que pudo averiguar EL DIARIO, la posibilidad de un acuerdo de este tenor con Rossi no está en los planes del mandatario, por la simple razón de que electoralmente ya no lo necesitaría.
La novedad de estos días es que, al menos para la mirada del oficialismo provincial, Rossi habría dejado de ser el dirigente imbatible en Santa Elena, la pieza clave para garantizar un triunfo en el departamento La Paz. Esa imagen era la que daba Rossi unos meses atrás, cuando se lo disputaban tanto desde el urribarrismo como desde el sector que conduce el ex gobernador Jorge Busti. Ambos polos de la interna peronistas se mostraban dispuestos a pagar el costo de llevar en sus listas a un hombre que fue condenado por enriquecimiento ilícito.
Pero, de cinco meses a esta parte, Rossi habría dejado de ser necesario para Urribarri, por la combinación de un doble movimiento: el crecimiento de la imagen positiva del gobernador, ayudado por la ola nacional que mueve la presidenta Cristina Fernández; y un retroceso en la consideración pública del dirigente de Santa Elena.
Para fundamentar este segundo aspecto, en el Gobierno hablan de encuestas tomadas en el territorio este último tiempo. También reparan en lo que dejó el acto de lanzamiento de Rossi, no ya en el número de concurrentes –afirman que fue muy escaso– sino, más importante, en la ausencia de referentes departamentales. Destacan que sólo estuvo acompañado por su esposa, la diputada Díaz, con lo cual el acto distó mucho de expresar lo que en algún momento Rossi representó en términos de respaldos en el departamento La Paz.
Con esa nueva mirada sobre el ex intendente de Santa Elena, cerca de Urribarri afirman que el gobernador no tiene razones para pagar el costo que, en términos simbólicos, representa Rossi en toda la provincia de Entre Ríos.
Esa siempre fue una ecuación que se discutió entre distintos sectores del oficialismo, con el más puro pragmatismo: si lo que Rossi sumaba desde Santa Elena superaba o no la pérdida de votos que significaba su apellido en el electorado independiente de toda la provincia. Ese cálculo se hacía sobre la base de un Rossi fuerte, virtualmente invencible en su pueblo, un concepto que ahora se desdibuja.
No obstante, Rossi podría terminar siendo parte del cierre departamental del oficialismo, con la inclusión de su esposa en la lista de diputados. Esa variable es la que se mantendría como posible.
Favorecido por el viento a favor de las encuestas, Urribarri estaría dispuesto a apostar a una renovación, con una propuesta electoral que exprese a los sectores del departamento que lo apoyaron estos años y entre los que no se encuentra Rossi, que ha sido una pieza clave del Peronismo Disidente del ex senador Héctor Maya.
Esa tercera variante del peronismo entrerriano, que se ha caracterizado por no haber sido nunca kirchnerista, fue noticia durante mucho tiempo por sus conversaciones con el macrismo de Entre Ríos. Ahí es donde estuvo Rossi en los últimos años, por más que ahora desempolve resultados de las elecciones presidenciales de 2003 que favorecieron en Santa Elena a Néstor Kirchner, y anuncie que votará por Cristina, porque descubrió que estaba haciendo un buen gobierno.
De cualquier modo, no todo es tan lineal. Por más contradictorio que aparezca a la luz de las referencias nacionales, Maya siempre estuvo más cerca de Urribarri que de Busti.
En este marco, crecerían las chances de que la candidata de Urribarri sea la actual intendenta, Asunción Olmedo, aunque también podría ser «una compañera o compañero» que exprese la «síntesis» del espacio de agrupaciones que «bancaron este proceso», según dijo un dirigente del oficialismo.
(La Nota digital)













