El ex secretario general del Sindicato de Empleados Municipales de Concordia, Félix Román reconoció que el día que le comunicaron que salía en libertad sintió «mucho miedo», porque «sabíamos que a los prisioneros los liberaban y luego los traían muertos diciendo que había sido en un enfrentamiento armado».
“Cuando me vinieron a buscar para liberarme, empecé a temblar como una hoja, porque a los detenidos los sacaban de la prisión y después los traían muertos, porque los mataban en simulacros de enfrentamientos”, afirmó hoy el ex gremialista, en el marco del juicio por la denominada megacausa Harguindeguy.
En su declaración ante el Tribunal Oral Federal de Paraná, que investiga delitos de lesa humanidad ocurridos en Concordia, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú, Román relató que fue detenido a las 6 de la mañana del 24 de marzo de 1976 por un comando del Ejército.
Relató que inicialmente fue llevado al Regimiento de Caballería de Tanques 6 de Concordia, luego a la cárcel de Gualeguaychú y finalmente al Penal de Coronda.
“Uno de los comentarios que más terror me causaba era cuando nos decían que éramos rehenes de guerra, que nos iban a matar a nosotros y a nuestras familias», agregó.
Muy emocionado, Román dijo que los carceleros les decían que «a los subversivos hay que eliminarlos de semilla, porque son la escoria humana, lo peor de la sociedad”.
Recordó que cuando fue detenido tenía 29 años y que, además de su trabajo al frente del sindicato de empleados municipales de Concordia, desarrollaba actividades políticas dentro de la Unión Cívica Radical (UCR) y solidarias en los barrios humildes de esa ciudad.
Narró que al ser detenido le pusieron un revólver en la cabeza y que a su esposa le apuntaban varios efectivos con armas largas y ametralladoras, mientras sostenía en brazos a uno de sus hijos de un año y medio y otro de cuatro se aferraba a su pierna.
Mencionó que entre los detenidos en la unidad del ejército de Concordia estuvo el abogado laboralista Julio Héctor Mairama, quien había presentado habeas corpus por los casos de detenciones antes del golpe de Estado y más tarde sufrió un atentado que nunca se esclareció.
«Este hombre bueno terminó suicidándose, porque le quitaron hasta los libros que necesitaba para trabajar», añadió el ex gremialista.
Relató que cuando lo trasladaron en un avión Hércules desde la cárcel de Gualeguaychú a la de Coronda, fueron golpeados cruelmente todo el tiempo.
«Sufrimos todo tipo de apremios y agresiones. Lo hacían por maldad, porque no hacíamos nada. Sentían placer de pegarnos, porque no se justificaba tanta violencia”, recalcó.
Recordó que al llegar a Coronda, fueron metidos en armarios y roperos para ser trasladados en camiones hasta el penal de esa ciudad santafesina, donde las condiciones de reclusión eran inhumanas.
“No sé cómo pudimos sobrevivir al frío y al régimen perverso a que fuimos sometidos”, agregó.
Relató además que el 23 de diciembre de 1976 fue liberado y conducido ante el comandante de la 2º Brigada de Caballería Blindada de Paraná, general Juan Carlos Trimarco, quien les pidió que comprendan lo sucedido porque «esto es una guerra”.
Román recalcó que él sabía que era investigado por la policía con anterioridad al 24 de marzo de 1976.
«La justicia también tiene que investigar a quienes realizaban atentados, detenciones y torturas antes de esa fecha”, reclamó al recordar que las persecuciones comenzaron con la aprobación de la Ley Antisubversiva, en septiembre de 1974.
“Si queremos hacer una reivindicación por todas las injusticias que se cometieron y por la memoria de los compañeros que tenían derecho a vivir, debemos también investigar estos hechos”, completó el ex detenido político.
El principal imputado en esta causa es el ex ministro del Interior, general Albano Harguindeguy, quien sigue el proceso mediante videoconferencia desde el Consejo de la Magistratura de Buenos Aires.
(Telam)














