Cansado de escuchar siempre lo mismo sobre la inflación en nuestra economía, quiero aportar mi visión sobre la cuestión, que por distintas razones, tanto preocupa a la mayoría de las personas. La principal molestia es ocasionada, cuando las personas son permanentemente aterradas y confundidas sobre el tema, ya que las debería estar afectando muy poco.

En realidad lo que las afecta son las decisiones que se toman para preservarse de ella, actuando como si estuviéramos viviendo en otras épocas económicas del país. Es que cuando se habla en todos los medios y a cada rato sobre la cuestión, las personas que no entienden de que se trata, se asustan y tratan de preservarse. Siendo la apelación a la inflación, utilizada como el más contundente argumento de ventas de bienes durables Al respecto ya escribí un artículo anterior que puede leerse en el enlace (*). En realidad, a quienes más las afecta la inflación, es a las personas que no poseen bienes materiales, que perciben un ingreso fijo y que lo gastan comprando bienes básicos para preservar la vida del grupo familiar, como son los alimentos, la vestimenta y los demás productos y servicios imprescindibles. Ya que las personas que poseen bienes materiales como un inmueble o un automóvil, el precio de los mismos también aumenta con la inflación. Por lo que si bien, se observan aumentos de precios, su capital está preservado al actualizarse permanentemente. Además, quienes perciben salarios en blanco, comprueban como los mismos son actualizados dos veces en el año, con aumentos que superan o igualan a la inflación. Por lo que desde ese punto de vista, también están protegidos de los aumentos inflacionarios. Es decir que los realmente afectados son los que se encuentran en la base de la pirámide socioeconómica. Siendo este un sector en situación de pobreza, que jamás en la historia de nuestro país fue atendida su situación límite con planes y asistencia social como en estos momentos. Planes y asistencia que también son actualizados una o dos veces por año. Es decir que la suba de precios para nada debería ser causa de preocupación. Lo que a mi entender está sucediendo, es que una mayoría ha interpretado equivocadamente que para protegerse de la inflación tiene que gastar sus ingresos lo más rápidamente posible. Interpretación que ha motorizado la compra de viajes al exterior y la compra de bienes, por encima de sus posibilidades económicas. Gastos e inversiones realizados para tratar de favorecerse con los aumentos posteriores de precios a producirse. Es así como se han multiplicado como nunca en la historia de nuestro país, estos viajes al exterior, buscando favorecerse con un menor precio del dólar del que se puede encontrar en el mercado negro. También, desde hace unos años, se baten récords de ventas de vehículos cero kilómetro por la misma razón. Luego, vienen las asfixias económicas cuando se deben pagar las cuotas de los viajes, a las que se suman las cuotas del automóvil adquirido, además de los costos de la cochera que tuvo que alquilarse, etc. Gastos a los que se suman los montos del seguro automotor y el del combustible, además de otros gastos que demanda el mantenimiento del vehículo. Es decir, que aumentan los montos de los gastos de las familias porque han adquirido bienes que así lo exigen y que no tenían calculados al momento de la compra. Además que del viaje que resultaba tan conveniente, el mismo ya fue consumido en el término de algunas decenas de días y luego de su realización, quedan las cuotas y el recuerdo de las experiencias vividas. Recuerdos que nunca superan a las expectativas y fantasías con las que se contrataron los mismos en la agencia de viajes. Algo que produce y suma malestar. Es decir, que las causales de que los ingresos se hayan restringido es porque aumentaron los gastos superfluos en los que se incurrieron. Fundamentalmente porque muchas personas se sumaron poco racionalmente a incurrir en gastos a los que les resulta luego muy difícil afrontar. Soy consciente que los aumentos de precios influyen sobre la macro-economía y las grandes cuentas del país. Algo que también es monitoreado por las autoridades económicas que están permanentemente sobre esas cuestiones. Sobre el tema de los bajos índices de inflación, España es uno de los países que controla la misma con índices muy bajos, pero su población soporta hoy, una desocupación del 26%. Quienes hemos vivido esos altos índices de desocupación sabemos lo dramático de su existencia sobre el cuerpo social de la sociedad. Es decir, que puede controlarse la inflación a costa de dejar en la calle a mucha gente y volver a liquidar la industria como en otras épocas, abriendo las compuertas a la importación de bienes producido en otras economías. Algo muy similar a lo ya realizado en la década de los noventa. Sobre esta y otras cuestiones decidiremos en las próximas elecciones.

(*) http://critica-y-propuesta.blogspot.com.ar/2012/06/inflacion.html

Eugenio García

(La Nota digital)

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