Las diferencias entre los gremialistas son de público conocimiento. La trayectoria de Moyano, Barrionuevo y Micheli fueron diferentes, sus ideologías también lo son. Es por esto que luego del paro general que lanzaron en conjunto las centrales de trabajadores, de cara a la movilización convocada por Moyano y Barrionuevo para el 14 de mayo, Pablo Micheli y la CTA decidieron no participar.
De esta manera queda, al menos por esta jornada, disuelta la alianza político sindical denominada “unidad en la acción”. «No es una marcha multisectorial que puede movilizar a 50.000 o 100.000 personas, es sólo la militancia sindical. La verdad es que esperaba una medida más fuerte y no una de menor magnitud», remarcó Pablo Micheli.
Hace dos días, Moyano y Barrionuevo aislaron a Micheli de la última decisión. Ni siquiera lo consultaron cuando decidieron activar una movilización a la Plaza de Mayo para el 14 del actual. Acostumbrado a estos desplantes, Micheli tomó distancia de sus aliados y prevé una marcha de protesta solamente de la CTA, aunque seis días antes. Los reclamos serán idénticos a los que levantará la CGT: contra el ajuste, la inflación y la inseguridad. Y sumará el rechazo por la norma que pretende regular la protesta social; la reforma de la ley de asociaciones sindicales por la libertad sindical; un salario mínimo de $ 9000; el 82% móvil para los haberes jubilatorios, y la eliminación del impuesto a las ganancias, según informó La Nación.
«No vamos a la marcha de la CGT. Si bien tuvimos un paro en conjunto el 10 de abril, no es lo mismo una marcha. Nos parece bien que se movilicen porque la situación está para la movilización, pero debería ser una marcha con paro de 36 horas», sugirió ayer Micheli. Y argumentó: «No es una marcha multisectorial que puede movilizar a 50.000 o 100.000 personas, es sólo la militancia sindical. La verdad es que esperaba una medida más fuerte y no una de menor magnitud». Más mesurado, Moyano fue el que bajó la idea de activar otro paro en lo inmediato. Lo hizo porque no sabe si contará con la adhesión unánime de los sindicatos del transporte, un sector clave para garantizar el éxito de la huelga.
Además, Moyano espera alguna señal del Gobierno en lo relativo al impuesto a las ganancias, un asunto que impactaría directamente en las paritarias de los camioneros, que comenzarán en los próximos días. El jefe de la CGT advirtió que exigirá un 35% como piso de recomposición salarial para sus afiliados. De conseguirlo, una buena porción de los camioneros estará afectada por el tributo, que se abona a partir de sueldos brutos de $ 15.000.
Al igual que Micheli, Barrionuevo estaba dispuesto a activar un nuevo paro en el corto plazo. Si hasta sugirió hacer una huelga de 12 horas. Pero el gastronómico aceptó la propuesta que salió del moyanismo porque también considera imprescindible que se acoplen los gremios del transporte.
Ajenos a lo que resuelvan los tres popes sindicales, los gremios del transporte, encabezados por el ferroviario Omar Maturano y el colectivero Roberto Fernández, podrían torcer la balanza hacia cualquier extremo: profundizar la lucha o dejar que el tiempo desintegre la alianza sindical. Y hay algo más: la unión con la CTA genera resistencia entre Maturano y Fernández, quienes evitaron compartir escenario con Micheli el día del paro del 10 de abril por sus diferencias en torno al modelo sindical vigente.
En tren de diferenciarse de sus aliados cegetistas, Micheli también cuestionó la intimidante advertencia que realizó Pablo Moyano por el conflicto de la basura en Quilmes. «Las declaraciones no ayudan a la situación de tensión que se vive, mucho más cuando hay despidos. Genera más resquemores que certezas. Hay que bajar un cambio», opinó Micheli en declaraciones radiales.
(La Nota digital)













