El líder del MPR Quebracho se encuentra detenido desde diciembre de 2013 en la Unidad 19 de Ezeiza. Habló de las irregularidades en la causa, el “revanchismo” de los jueces que lo condenaron y cómo vivió el ACV que sufrió su compañero Raúl Lescano. También valoró la solidaridad de dirigentes como Gabriel Mariotto y Florencia Saintout, y mostró expectativas en una presentación ante la CIDH.

Por Fernando M. López y Santiago Masetti

Tras atravesar el retén de seguridad de la Unidad 19 de Ezeiza, caminamos unos 150 metros hasta un segundo puesto de control para las visitas. De un lado, vemos el estacionamiento, algunos árboles bajos, un par de canchas de fútbol y, más allá, el alambrado perimetral. Del otro, las llamadas “Casas de Preegreso”, donde son alojados los internos. Un guardia nos retiene billeteras, celulares, cámara fotográfica y grabadores. Sólo podemos pasar armados con libretas y lapiceras.

Entramos a una especie de sala de lectura, que cuenta con dos escritorios y un pequeño estante de libros. Segundos después aparece Fernando Esteche, quien nos da la bienvenida con un apretón de manos. Luego de sentarnos, él se acomoda la boina y ceba el primer mate.

Explica que el estatus de preso político le permite mejores condiciones de detención que en otras oportunidades, cuando le tocó estar en cárceles de máxima seguridad, pero que de todos modos se le niegan derechos elementales, como contar con una computadora para terminar su tesis doctoral en Comunicación.

Además de ser uno de los secretarios políticos de Quebracho, Esteche es profesor titular en la cátedra de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Facultad de Periodismo de la UNLP, Coordinador General del Centro Internacional de Información Estratégica y Prospectiva (CIIEP) y director de la agencia de noticias Periodismo Internacional Alternativo (PIA).

Acaba de cumplir 47 años, tiene esposa y cuatro hijos, el más pequeño de un año. “Los hijos te hacen vulnerable”, dice y recuerda que el 2013 fue “devastador” porque sabían que tarde o temprano la sentencia quedaría firme e irían a detenerlo.

“Que hoy en la Argentina haya presos políticos es doloroso. Somos una excepcionalidad, pero es doloroso igual porque estamos presos por nuestras ideas. Somos víctimas de un sistema perverso, de lo más oscuro de la justicia, de elementos que buscan revancha… A esta altura, nuestra libertad depende de una decisión política, no judicial”, enfatiza.

Esteche fue juzgado y condenado en 2010 junto al dirigente Raúl “Boli” Lescano por el Tribunal Oral Federal 3 de Capital Federal, que los consideró coautores del delito de “daño e incendio” de un local partidario del ex gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch. Ambos recibieron penas de prisión efectiva: tres años y ocho meses, y tres años y seis meses, respectivamente. Otros seis integrantes de Quebracho fueron condenados a tres años de prisión en suspenso.

Una causa plagada de irregularidades

Los hechos que se les imputaron ocurrieron en pleno centro porteño, donde estaba la local partidario de Sobisch, que por entonces era candidato a presidente. Fue el 5 de abril de 2007, durante una manifestación en repudio del asesinato del maestro neuquino Carlos Fuentealba, de la que participaron varias organizaciones políticas y sociales.

“Me acusan de ser el autor ideológico, pero nada estuvo planeado. De hecho, la idea inicial era marchar a la Casa de Neuquén. Los compañeros no pudieron pasar y siguieron hasta el local de Sobisch para hacer el escrache. A mí me llevan en cana sin haber estado en el lugar”, recuerda.

La policía irrumpió en la sede nacional de Quebracho, pero no lo encontró. Lo capturaron a pocas cuadras de allí en el marco de un operativo claramente ilegal, ya que los efectivos no contaban con orden judicial alguna y llegaron, incluso, a plantar pruebas para justificar la detención. Casi dos semanas más tarde, “personal policial sin identificar y en un auto sin patente” se llevaría a Lescano.

En un principio fueron recluidos en la cárcel de Marcos Paz, donde protagonizaron un enfrentamiento con el genocida Miguel Etchecolatz cuando caminaba por un pasillo del penal junto a otros cuatro represores.

“Es muy peligroso que los genocidas estén en cárceles comunes, deberían estar en cárceles especiales. Ya hemos visto que pudieron organizar un secuestro (por el de Julio López) desde Marcos Paz. Ahí el que maneja todo es el ‘Turco Julián’ (Julio Simón)”, afirma Esteche.

Tras el incidente, la prisión preventiva de los integrantes de Quebracho continuó en la cárcel de máxima seguridad de Ezeiza. Consiguieron ser liberados en octubre de 2007, luego de una dura huelga de hambre que se extendió 43 días.

La condena llegaría en junio de 2010, de la mano de tres jueces fuertemente cuestionados por los organismos de derechos humanos: Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo. Las irregularidades fueron aún más patentes en esta instancia en la que los magistrados del Tribunal Oral Federal 3 descartaron sin argumentos válidos cada una de las nulidades planteadas por la defensa.

“El fiscal (Miguel Osorio) no pudo probar que yo haya sido el autor ideológico. Fueron los propios miembros del Tribunal los que terminaron armando la acusación para condenarnos”, señala Esteche.

El TOF 3, que no dudó en condenar a Esteche y Lescano, es el mismo tribunal que absolvió a los imputados por el atentado a la AMIA, cerró la causa del fraude IBM-Banco Nación y recientemente absolvió al ex presidente Fernando De la Rúa por los sobornos en el Senado.

Con el mismo “revanchismo” actuó la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal, a cargo de Eduardo Riggi, Liliana Catucci y Mariano Borinsky, cuando recibió la apelación de la defensa. La rechazaron sin considerar ninguna de las irregularidades denunciadas en la causa.

El reclamo llegó finalmente a la Corte Suprema de Justicia, cuyos miembros decidieron dejar firme la sentencia a pesar de las recomendaciones de la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, quien había pedido revisar la condena a Esteche porque “no han sido demostrados ni logran advertirse los hechos en concreto que le han sido adjudicados al imputado”. La excepción fue el juez Eugenio Zaffaroni, que votó en disidencia.

Detención en la Facultad

Tras el fallo de la Corte, el 3 de diciembre de 2013, Esteche esperó su detención en la Facultad de Periodismo de La Plata acompañado por el vicegobernador Gabriel Mariotto, la decana Florencia Saintout, el dirigente social Luis D’Elía, el diputado provincial Christian Castillo (FIT), Vilma Ripoll (MST), Fernando Bermúdez (Tupac Amaru), Guillermo Kane (PO), entre otros representantes de organizaciones políticas, sociales, gremiales, estudiantiles y de derechos humanos.

“Es realmente una condena que transita por un alto grado de injusticia”, señaló el Vicegobernador en esa oportunidad y remarcó “lo paradójico” de que se encarcele a militantes que protestaban por el crimen de Fuentealba mientras el asesino del maestro está libre.

“Mariotto es un político de mi generación que me inspira confianza. Él ha crecido en la pelea contra el neoliberalismo. La vida lo puso en el centro de la escena con la Ley de Medios y llegó a la Vicegobernación, un lugar de poder complejo, pero no se la cree Es un tipo muy consciente de los procesos colectivos y, a pesar de las diferencias, tenemos una relación de mutuo respeto”, dice Esteche.

Y también elogia a Saintout: “Florencia es una mujer muy inteligente y creativa, tiene ese poder de mujer que destierra prácticas nocivas y un gran coraje”.

Para Esteche, el acto que se realizó antes de su detención tuvo un importante valor simbólico porque “confluyeron sectores muy diversos políticamente por una misma causa”.

“La Facultad siempre se portó muy bien institucionalmente en los momentos de persecución. Cuando salí de la cárcel, me devolvió la oportunidad de dictar clases. Ese espacio absolutamente democrático es mi casa”, agrega.

La salud del “Boli”

Lescano no fue detenido el mismo día que Esteche porque debió ser operado por un cáncer de próstata y luego estuvo en observación durante casi dos meses. Su estado de salud se había agravado paulatinamente desde la reclusión de 2007 y los médicos, teniendo en cuenta sus 64 años, las patologías que le diagnosticaron y la posibilidad de un ACV, recomendaron que cumpliera prisión domiciliaria para poder recibir atención permanente.

Sin embargo, el Tribunal Oral Federal 3 se la negó y el 5 de febrero fue trasladado a la Unidad 19 de Ezeiza con Esteche. Un mes después tuvo que ser internado de urgencia para recibir un tratamiento por una bacteria sanguínea. En la madrugada del 2 de mayo sufrió un ACV con hemorragia cerebral.

Esteche recuerda que cerca de las 22 del 1 de mayo “el ‘Boli’ salió 2 o 3 veces para el baño. Estuvo toda la noche inquieto y cuando le pregunto cómo se sentía, me dice: ‘siento como una piña en el ojo’. Lo miré bien y parecía que había envejecido. Un médico le tomó la presión y la tenía altísima, por las nubes. Luego le dio una pastilla y a los dos minutos se fue vomitar al baño. Después lo llevaron al Hospital de Ezeiza y al llegar le dio el ACV”.

“Creo que lo emocional influyó mucho. Había sido una semana difícil en la que nos enteramos que teníamos dos juicios más. Además, estaba muy entusiasmado con la visita de sus hijos… A él le tuvieron que dar la prisión domiciliaria. Hasta el médico judicial opinó de esa manera”, dice indignado.

Actualmente, Lescano continúa en terapia intensiva en Clínica de la Comunidad, en Ensenada. “El lunes y el martes estuvo jodido, con vómitos, y al día siguiente le hicieron un cateterismo”, cuenta Esteche.

Con expectativas en la CIDH

“En este momento el acompañamiento es necesario porque el poder no termina de decidirse sobre nuestro caso, somos una arruga en la sabana”, sostiene el líder de Quebracho y pone como ejemplo actos de solidaridad como los de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados bonaerense, que la semana pasada sesionó en el Penal de Ezeiza.

Por lo pronto, los abogados de Esteche y Lescano preparan una presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “Las expectativas son buenas. Presentaremos las irregularidades del Tribunal Oral Federal 3, pero también las de Casación, que ni siquiera le dio vista a las nulidades que planteamos. Las rechazaron sin argumentos y ratificaron la sentencia”.

“No podemos seguir en cana –agrega-. De esta forma, nos van a llevar de nuevo a la huelga de hambre. En la última, yo perdí un 18 por ciento de masa muscular. Y el ‘Boli’, si se recupera, es un tipo que no va ir para atrás. Vamos a la muerte”.

Fuente: Agepeba

(La Nota digital)

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