Ante la jueza Paola Firpo, a cargo de la causa Ilarraz, declararon este martes sacerdotes ofrecidos por la defensa del cura acusado por abusos a menores en el Seminario de Paraná.

cura ilarraz iglesia

Fueron cuatro los clérigos que prestaron testimonio en el expediente judicial. Se trató de un grupo de allegados al acusado que desconoció los hechos denunciados por las siete víctimas-testigo. Además, se adelantó que la próxima semana, entre jueves y viernes, se producirá otro puñado testimonial en el mismo sentido.

La causa Ilarraz transita una semana particular. El lunes, el cura debió atravesar por primera vez los pasillos y oficinas del Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Entre Ríos, luego de más de dos años y medio de iniciado el expediente judicial en su contra. Sobre la persona de Ilarraz pesa una grave acusación por abusos a niños de entre 12 y 14 años en el Seminario Menor de Paraná, entre 1985 y 1993. El grave delito fue revelado por la Revista Análisis en septiembre de 2012. La investigación periodística fue acompañada y respaldada por los datos vertidos en una investigación diocesana, iniciada por orden del entonces jefe de la Iglesia Católica en la capital entrerriana, el actual cardenal Estanislao Esteban Karlic. Ese juicio canónico estuvo escondido y oculto durante todos estos años.

Aún con toda esa prueba, y la declaración de siete testigos-víctima, desde que se ordenó la investigación de oficio en los Tribunales paranaenses -tras estallado el escándalo mediático que motivó en ese momento una reunión de la cúpula eclesiástica capitalina que concluyó aceptando públicamente los hechos denunciados en la prensa-, tuvieron que pasar más de dos años y medio hasta que el cura acusado se presentó en Paraná. A pesar de eso, este lunes, Ilarraz eligió no dar la cara, ya que se escondió para atravesar los pasillos judiciales, evitando todo reconocimiento y posible contacto con la prensa.

En este marco de actuaciones judiciales por parte de supuestos responsables y víctimas, luego de la citación para una pericia psicológica a la que el cura decidió no someterse hasta la declaración indagatoria que será el 21 de abril, este martes se produjeron nuevos testimonios en la causa.

Se trata de cuatro sacerdotes que fueron ofrecidos como testigos por la defensa de Ilarraz, ejercida por Juan Ángel Fornerón. “Estos sacerdotes que estuvieron ayer ante la jueza, conocieron a Justo José Ilarraz muy de paso y no aportan nada a la investigación”, alertó el abogado querellante, Marcos Rodríguez Allende. En diálogo con este medio, el letrado sostuvo que de los testimonios “se denota cierto cuidado y predisposición por parte del grupo de sacerdotes amigos que intentaron desvincularse de todo conocimiento de los hechos”.

En el mismo sentido, se espera para fines de la semana que viene, otro puñado de declaraciones clericales. Posterior a esas actuaciones previstas en los próximos días, será el momento de la indagatoria, cuando el cura acusado tendrá la oportunidad de ejercer su derecho de defensa en cuanto a la denuncia que pesa en su contra.

Cabe destacar que los delitos que se le acusan a Ilarraz tienen una pena prevista de 10 a 15 años de prisión, tal como lo prevé el artículo 125 del Código Procesal Penal en alusión a los delitos de corrupción agravada. Esa es la acusación que abrió la causa en septiembre de 2012, por haber cometido supuestos los abusos mientras era prefecto de Disciplina a cargo de la formación espiritual de los niños que se educaban en el Seminario de Paraná y aspiraban a completar la carrera de sacerdotes.

En el libro Abusos y pecados, publicado por Daniel Enz luego de la investigación periodística que dio impulso la pesquisa judicial de oficio, se da cuenta sobre la carrera religiosa de Ilarraz en Paraná, y sobre cómo la Iglesia ocultó los abusos perpetrados por el cura contra menores de edad. Además, allí se indica que Ilarraz trabajó por aquellos años cerca de Karlic, incluso manejó las riendas económicas del Seminario, hasta que uno de los niños habló de los abusos.

Tras la investigación interna, Ilarraz fue sancionado por las autoridades del clero local. Se lo envió a estudiar a Roma, donde completó la Licenciatura en Misionología. En 1996, Karlic decidió expulsarlo y prohibirle volver a la Diócesis local. Ilarraz volvió al país en 1997 y se radicó en Monteros, Tucumán, donde volvió a ejercer el sacerdocio.

Fuente: Análisis

(La Nota digital)

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