La crónica de un festival del Litoral tras un diluvio en la Ruta 168.
Dante M. Faure
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Cambiar filtros
Los preparativos para llegar el festival son varios: asumir riesgos, coordinar palabras e ideas, sentir el cosmos, leer poemas, soñar en grande, controlar aire de ruedas y aceite general, cambiar filtros, entre otros menesteres.
Cuando en youtube me censuraron el canal ruso rt, me fui a buscar otras redes de videos y encontré odisee, interesante red de intercambios que carga más rápido que youtube y ya me hice un canal, que tiene una histórica entrevista a Juanele, el poeta del litoral; anda su energía en los colastinés, en las aguas crecidas de los ríos y arroyos. Quiero decir que un viaje también es una pequeña odisea.
Hoy las poetas suben fotos a feisbuc y van contando su derrotero hacia el festival. Hay una gran energía literaria que asumimos en movimiento, nos subimos al tren y tocamos la campana: resuena en la mesopotamia una clave de sol con disonancias sextas y séptimas, las poetas y los poetas escuchan, resuenan, plantan la semilla en la onda encantada de la tormenta.
Los preparativos del viaje son casi exactos. Escritores, escritoras, lectores, artistas, músicas, bestias inteligentes e intuitivas, acomodamos papeles y proyectos. Leí por ahí que María Patricia Plangman llegó ayer a la madrugada al camping Las cardenillas. Me reservo un lugarcito de la agenda (antes del amanecer) para charlar con ella sobre esos versos que dicen “i’m a cat/ love me from a distance”.

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Comentarios en el camino
Ya me dijo Plangman que quiere ver a poca gente, a lo sumo dos o tres personas. Hablaremos por teléfono entonces. Además, ya me adelantó que esos versos que le atribuyen no son de Ella: “Soy una gata rara, sí”, me dijo en voz bastante alta.
Manejo por la ruta 168 y escucho una radio con música de los ochenta. Luego pongo un programa de la AM 530 que comienza al mediodía, un programa literario que ahora se puede escuchar por internet también. Viene justo escuchar la voz de Muleiro en medio de esta crisis nacional e internacional, y en medio de este festival en Santa Fe, realidad y ficción se juntan. La poesía persiste y es una señal de humo en medio del páramo. Vicente remite al arte, a las diosas de la fecundidad y al teatro. Mientras manejo el Fiat también escucho a Cecilia Todd y todas las rutas del agua y los grillos cantores muchos más glamorosos que los policías camineros del Túnel, La Picada y Aldea Santa María.
“El tránsito es el movimiento digestivo de un país”, me dije a mí mismo, como para convencerme de las picadas con autitos tuneados desde el cruce “El Pingo” hasta las vías del tren, cerca de María Grande. “Tránsito rápido”, ciruelas y stress, drogas duras, 150 km. por hora, como haciendo pito catalán a los polis novatos.
La ruta está bastante marcada por los camiones que la transitan, poco respeto por cargas y velocidades máximas. El tránsito bobo inmerso en una tormenta regional trae malos resultados si no lo paramos a tiempo. Saber comer es saber andar, parece un eslogan aunque es una idea interesante para seguir rumiando.

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Tuits
“Adiós al Festival de Poesía: lluvia e inundación, María Patricia Plangman maldice, Pao Reta lee un poema de Hay un jardín adentro, Juanele sonríe otra vez y su pipa larga señala un norte, un Aire, un Viento o una Brisa”.
“El humo de la pipa de Juanele persiste bajo el diluvio. Como su sonrisa, el humo y su pipa vuelan atravesando el diluvio mesopotámico”.
“El poeta de camisa blanca usa tiradores azules. No leía los textos de Lamec”.

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Tras el testamento 53
Gran iniciativa de Ediciones Arroyo. Veo que la camada que se mueve trae libros y móviles bajo el brazo. Bandas indies y podcasts de diez minutos. Jakubowicz , Turpaud, Alcayaga, Reta… biromes y teclas que se sienten de lejos. Algunas respetan los 80 km. por hora que dice el cartel de la ruta 2, otras aprietan el acelerador en chancletas. La camaradería es una forma de ser libre, mostrarte tal cual sos de día y de noche. De noche es más distendido porque hay Luna Nueva y algunos nubarrones; de día se ven más las imperfecciones, es decir más realidad con el Sol sobre las caras.
El poeta de camisa blanca usa tiradores azules. No leía los textos de Lamec (esos que buscaba la escritora de “Las Cardenillas”) más bien leía textos propios que hablaban del amor y otras alquimias.
Qué simple y bueno es que te lean. El festival tiene eso, además del silencio… y pan y vino compartidos. En voz alta, F. Jakubowicz dice: “para que tus dedos/ escarben/ voy a llenarme el ombligo/ de azúcar/ de migas de pan/ de piedras”… y más adelante habla de estos tiempos: “¿cómo suena/ una partícula/ invisible/ al caer?…
Atrapa la poesía de Vignoli, Ballesteros y Bosch; atrapan las cámaras de Vaschetto y Lagraña. Reta dice: “suspender los monótonos/ partes diarios/ monocromáticos/ grises / dejar que la belleza/ se filtre/ como rayito de luz”… y así es la tonada del encuentro. En ojotas, antes y después del diluvio las bestias del jardín sumergen, maúllan, cantan, ladran, ríen y leen, mientras – muy cerquita – las ranas sinfonean perfectas.















