S. Kanchelsky
Azor Corito
«Ruperto… Ruperto» me susurraba a las dos de la mañana
«Adéntrate Más En La s Zonas Oscuras De Tu Imaginación»
«Estás Llamado A Ser Nigromante» «Aquél Que Puede Comprender»
«Qué Se siente Haber Existido Alguna Vez» «para Luego De La Muerte»
«Hacerse Presente Por Invocación De Los Espíritus»
Luego me daba a beber un té salíceo
y me dejaba la puerta de la casilla entreabierta
como acechadera para poderla oír
«Soy Saga Sahumada Por Sáficos Versos Que Imploran Tedéum»
«Tédeum Transtiberino»
«Opúsculo» «Opúsculo Filacteria»
«Ilang Ilang Ofrenda El Yamato A Mi Señor»
«Pero Dialecto La Lengua De Los Máratas»
Al ingresar, posaba parte de su boca sobre mi
y salivando en mis oídos recitaba
«Azor Corito Que Practicas Crisopeya: Finis Coronat Opus
In Pártibus
In Pártibus Infidélium
Electuario Crisoprasa…»
todas las noches, todas las santas madrugadas
untábame las sienes con «Nigromancia»:
«¡Orobías!» «Ven Aquí Orobías»
«Panie-ego» «Pani-ego» «Sólo Sos»
«Per Sé Nunca Perquirin»
«¡Per Cápita!» «Perclóricos»
¡Persía!
Persía
Poco a poco me fui aprendiendo
memorizando por la fuerza
cada sílaba
de cada palabra
de aquéllos Prodigiosos Versos
hasta que fui incendaja
y al unísono en un sólo coro
también ahora yo en trance entraba:
«Viandante Vesicante Para Ostentosos Que Matan Por Zupía»
«Yo Quisiera Ser Como Proís Para Ultraterrenos Sentidos»
«Y Un Uxoricida, Uxoricida De La Humanidad»
¡Sargo, Sargo, Sargo! ¡Sargo Para Sarao!
Anfitrionada Por Flores Cordiales
Que Muy Lejos Están De Azoar…
(La Nota digital)














