Pese a que la justicia dispuso la medida de no innovar, sigue su curso la construcción del barrio privado Amarras del Sol, en el exbalneario Los Arenales de Paraná. El abogado querellante en la causa, Santiago Reggiardo, advirtió que el empresario Sergio Lifschitz “está jugando con el hecho consumado” y señaló que una vez construido el barrio será “más difícil” revertir la situación. Asimismo opinó que la “morosidad de la justicia” permite “este tipo de impunidad”.
Existe una demanda judicial contra la entrega del predio donde Lifschitz erige el barrio Amarras del Sol y, en ese marco, una medida cautelar de no innovar hasta que se resuelva la cuestión de fondo: si es constitucional un decreto del exgobernador Jorge Busti por el cual la Provincia desistió de reivindicar la propiedad de ese terreno.
A pesar de ello, el empresario decidió continuar con la construcción del barrio privado. “Está infringiendo la justicia”, subrayó Reggiardo y advirtió que “Lifschitz está jugando con el hecho consumado”.
En ese sentido señaló que si cuando llegue el fallo, y en caso de que sea favorable a la querella, el barrio se encontrara construido y habitado, será “más difícil revertir las cosas”.
Al respecto explicó: “Existe una norma en el Código Civil que dice que el poseedor de mala fe, una vez que la justicia lo determine, se tiene que hacer cargo de todos los gastos que implica poner las cosas de nuevo en el lugar que estaban antes”. Esto dependerá fundamentalmente “de la decisión política” y “del apoyo de los paranaenses”.
“Es una carrera contra el tiempo”, lamentó el letrado. “La causa se encuentra en segunda instancia, en cámara, hace ya bastante tiempo y no hay noticias de que se esté moviendo”, señaló además. Y estimó que el litigio llegará hasta la Corte. Por eso consideró que la cuestión tardará más de un año en resolverse.
Reggiardo cuestionó los tiempos de la justicia, que posibilitan “este tipo de situaciones de hecho, de hechos consumados que después será difícil revertir”. Al respecto reflexionó: “La mora de la justicia lleva a cierto grado de impunidad, como pasa con las sentencias por hechos de corrupción, que ahora llegan fallos de la época de Menem”.
Por eso reclamó procesos más ágiles. “Si la justicia se apura estamos a tiempo, pero si demora más, cada vez será más difícil”, lamentó.
“La justicia lenta no es justicia”, apuntó más adelante, en diálogo con la agencia APF. “Vamos a seguir peleando, pero advertimos que la estrategia es llegar al hecho consumado. Y después dar marcha atrás todo un barrio se pone más difícil”.
(La Nota digital)