J. M. López
Los clubes grandes del fútbol argentino a lo largo de su historia forjaron su poder a fuerza de campeonatos. Algunos muy bien logrados, con planteles muy competitivos y jugadores que han marcado la historia de este deporte en Argentina.
Pero en algunos momentos el fútbol nacional ha tenido que sufrir el flagelo de dirigentes inescrupulosos, que han marcado la historia de la misma AFA o de sus clubes haciendo practica de algunas acciones que han querido instalar como normales, para lograr objetivos deportivos. Pero que en definitiva son acciones sin honra, sin respeto, sin moral y a veces injustas.
Endeudar a los clubes, sobornar, recibir ayudas arbitrales y hasta reglamentarias para poder sacar provecho, son algunos de los ejercicios habituales del poder. El fútbol es un negocio y se necesita ganar para seguir cosechando dividendos y engordar las arcas de los clubes y los bolsillos de algunos ladrones.
Patronato y sus cuentas claras, sus números en cero y la decisión de conducir una institución sin arriesgar el patrimonio comenzó a ser una piedra en el zapato de muchos, que en sus cuentas el saldo es negativo hace décadas y jamás fueron sancionados. Incluso hay clubes que van perdiendo parte de su patrimonio por culpa de sus negociaciones poco claras. El certamen económico jamás parece que se jugará en este país y que las sanciones para los chantas jamás van a llegar.
La obtención reciente de la Copa Argentina es otra muestra del dolor de huevos que es Patronato en la élite del fútbol argentino. Lo sufrió River Plate, que por culpa de Patrón quedó afuera de todo tipo de lucha en el 2022; también Boca Juniors que tras caer en San Juan frente al Negro puso en duda la continuidad de su DT Hugo Benjamín Ibarra y también al Talleres de Fassi, que a pesar del poderío político, económico; y el acompañamientos de miles de hinchas, en la cancha se enfrentó ante el valiente equipo de Facundo Sava y quedó desnudo, perdiendo en su segunda final consecutiva, la final a donde llegó para ser campeón.
Patronato les duele. No porque les importe algo Patronato. Les duele que un pobre entre a su fiesta, donde todos lucen trajes caros y ostentan sus sortijas de oro y se les siente en la mesa. El equipo de Paraná le acaba de ganar al poder, a la concentración del poder en Buenos Aires y puso al fútbol del interior del país en lo más alto. Con la humildad de su gente, de sus dirigentes y de su equipo.
Es por eso que ayer lo volvieron a castigar. Le pegaron un planchazo en el pecho y lo mandaron a sentar. El Santo no jugará en Abu Dhabi, la final con Boca Juniors será en Argentina. El premio de un millón de dólares estará en disputa entre dos equipos grandes de este país, parece que uno será Racing, campeón moral. Y el otro seguramente lo van a elegir entre otro de los grandes.
Patronato es una piedra en el zapato y todos los que tenemos amor, simpatía o algún tipo de sentimiento por estos colores tenemos que luchar para que siga creciendo, que se instale definitivamente en el ruido del fútbol argentino y que de manera inmediata regrese a primera.
No esperemos que alguien nos inviten, vamos todos juntos a subirnos a esta locura que se llama Patronato y que nos ha cumplido un sueño a muchos. Gracias de nuevo Patronato.
Texto original en Radio La Voz