Con picana y bolsa en la cabeza. De acuerdo al testimonio que brindó Mariano Maciel, su primo Luis Maciel y la esposa de éste, Sofía Ifran, el 25 de mayo entre las 19.30 y las 5.30 del 26 de mayo, vivieron “una verdadera pesadilla”.
Además de los apremios y torturas, los hombres denunciaron que los efectivos les pusieron armas en sus manos para obtener las huellas dactiloscópicas para agravar su situación, en tanto que la mujer señaló a un efectivo, que identificó como Gustavo Collau, como la persona que la acosó con insinuaciones de índole privada, primero pidiéndole el número de celular y luego advirtiéndole que la buscaría por Facebook. Tras la denuncia de los hechos, el fiscal Cristian Giunta, que les formuló los cargos por los que fueron detenidos, inició una investigación de oficio para identificar a los efectivos que habrían participado en los graves hechos y determinar la responsabilidad de cada uno. Los sucesos se conocieron en la audiencia de flagrancia que prescribe en nuevo Código Procesal Penal.
Los imputados, que son defendidos por los defensores oficiales Paula Montefiore y Fernando Callejo, son investigados por un extraño hecho que fue calificado como robo agravado en grado de tentativa, en despoblado, como coautores.
En su declaración ante la jueza, los tres sostuvieron un relato coincidente. El matrimonio sostuvo que Mariano Maciel le pidió a su primo Luis que le hiciera “un favor” que consistía en trasladar a tiro, desde Villa Urquiza hasta Paraná, una camioneta Ford F 100. La pareja se trasladó en su camioneta Isuzu hasta un predio ubicado sobre la ruta nacional Nº 12, donde divisaron el rodado detenido sobre la banquina.
Allí, Mariano Maciel lo sujetó a la Isuzu con una soga y salieron remolcándolo. Éste ratificó lo dicho por su primo y la esposa y añadió que a él, el que le pidió el favor fue un hombre que se dedica a la compraventa de autos, al que identificó como Damián Burman, añadiendo que al rodado debían llevarlo a la concesionario de aquel, situada en Miguel David, a metros de avenida Ramírez, en Paraná. Mariano Maciel dijo que Burman lo estaba esperando en el lugar junto al rodado que debían trasladar, en “una camioneta Ford Ranger azul, modelo 2003 o 2004” y resaltó que cuando divisaron el patrullero, Burman, que los seguía en caravana “desapareció”.
Mariano Maciel declaró que “eran cuatro los policías que pegaban” y añadió que “vinieron más de civil, que fueron los que nos hicieron tocar las armas”. También dijo que no sólo había efectivos de Villa Urquiza, sino que “venían de otros lados”.
Mariano Maciel fue quien se llevó la peor parte, y las marcas de lo que sería la aplicación de una picana eléctrica en su espalda acudieron en auxilio de los serios hechos que ayer narró ante la jueza de Garantías Nº 1 Marina Barbagelata.
El hombre dijo que fue picaneado, que le pusieron una bolsa en la cabeza, que nunca dejaron de pegarle desde su detención a las 19.30 hasta las 5.30, cuando fue alojado en Alcaidía de Tribunales. También dijo que le aplicaron picana en los genitales para que confesara su responsabilidad en el hecho por el que fue detenido. El imputado dijo que a pesar que siempre repitió lo mismo, los efectivos no le creían y lo seguían torturando. Maciel dijo que le pegaron y picanearon en el lugar de detención y continuaron los apremios en la comisaría, donde le levantaron la remera y le mojaron la espalda para seguir con la aberrante práctica.
A su turno, Luis Maciel dijo que a él lo golpearon y picanearon en el lugar de detención pero no en la comisaría, donde sí escuchó los golpes que recibía su primo. El imputado reconoció que no vio que los efectivos maltrataran a su esposa.
La situación de Ifran fue más grave aún porque a los malos tratos y picana que recibió se sumó que un efectivo, al que identificó como “Gustavo Collau”, puesto que él mismo efectivo le habría dicho su nombre, la acosó con insinuaciones personales de índole privada. La mujer narró que el efectivo le pedía el número de celular, le decía “que era linda, que tenía lindos ojos, que yo no era una mujer para andar haciendo esto. Me decía que estaba enamorado de mí, que me iba a buscar por Facebook”.
En la audiencia, el fiscal pidió medidas de restricción para los imputados, consistentes en tener que fijar domicilio y concurrir a la comisaría de su jurisdicción todos los miércoles para notificarse, más la prohibición de acercarse al lugar del hecho y molestar a los denunciantes. La que jueza decidió mantener la libertad de los imputados, manteniendo sólo la restricción de no acercarse al lugar del hecho ni molestar a los denunciantes. El matrimonio vive en Oro Verde, en tanto que el otro imputado en San Benito, publicó El Diario.
(La Nota digital)